FUERA DE JUEGO: Una foto... ...una historia de vida.

Fácil es reirse del portador de tan lindos pepés, de claro perfil “maracaibo”. Pero como bien afirmó el artista que capturó semejante documento fotográfico: “…detrás de toda instantánea hay una historia…” Y la de este muchacho, integrante del plantel color esmeralda, si bien denota una crudeza difícil de digerir, entendemos que esta encaminada hacia una felicidad plena.

Oriundo de una localidad del interior, se vio obligado a abandonarla en su adolescencia, cuando se hacían notar los cambios físicos poducidos por el desarrollo de su virilidad, a la par que crecía su rechazo hacia sus genitales. La mirada de los demás, su debut en las mieles del sexo con un potrillo que acababa de ganar el premio “Semental 1986” en la Sociedad Rural Argentina, y fundamentalmente la posterior internación del cuadrúpedo debido a la detección de una Sífilis de grado agudo, hicieron que nuestro muchacho partiera hacia la gran Ciudad.

Pero esto no fue un escape, sino la búsqueda de su verdadera identidad, el deseo de vivir libremente la sexualidad elegida en un lugar donde nadie lo conocía ni lo juzgaría. Pero el destino le jugó una mala pasada y se afincó en una urbanización cerrada de la zona norte de Buenos Aires, con vecinos que lejos de aceptar la pluralidad y contener a las minorías, se empecinan un funcionar como una secta, con normas propias y rígidas que, obviamente, no le han permitido aún “salir del Closet”.

Así es que nuestro compañero lucha desenfrenadamente contra el deseo de lucir en su cuerpo vestimenta femenina, cayendo inconscientemente en actos involuntarios por los que algunos conocidos vienen teniendo firmes sospechas sobre su condición sexual, al punto de habernos llegado comentarios sobre ropa interior femenina que se ha colocado con rapidez luego de algún entrenamiento.

Entendemos, como lo plasmáramos al inicio del relato, que este ser humano maravilloso esta encaminado hacia la felicidad, la que disfrutará plenamente cuando pueda vivir con libertad el sexo por él elegido. Mientras tanto, lanzamos desde esta humilde columna un llamado a la razón, para que sus compañeros aprendan a respetar su condición, dejando de lado las risas y el infame comentario sobre su vestimenta o delicado caminar.

GH